Luego de sueños muy entreverados donde se mezclan todas las formas de extrañar a alguien. Mi cuerpo pedía calma, pero irradiaba una alteración digna de un cóctel de ansiolíticos. Luego de despegarme de mi cama como pude, te pensé, nos pensé. Vida anacrónica y ridícula que como una figurita redonda se puede dar vuelta y mostrarme que la vida es esto. Que la vida no es una, que son muchas, que somos muchos y que de eso se trata. Del cambio permanente. No somos tú y yo, no soy tú, no eres yo. Somos decenas de personas en una, dentro de una misma unidad de tiempo. Sumiso te sentí entre mi mente claro, entre mis brazos jamás. Tuvimos los mejores naipes y no supimos jugar el juego, y porque aún luego de nuestros antes y después, luego de nuestra dicotómica historia aún suelo preguntarme ¿que nos paso?. Aún busco el porqué de los porqués, que ya nadie quiere escuchar. Como si hubiera acabo el tiempo de la comprensión. Supuse entre tanta agonía casi que indescifrable que a pesar de que mi café se enfriara, igual lo iba a tomar, a pesar de que me consumieras, igual te iba a querer. Voy a dejar de sentir culpa. Culpa por lo que hago, culpa por no hacer lo que debería hacer. Culpa porque te quiero. Voy a ser sorda para evitar los consejos de los peores pecadores lujuriosos. Voy a desentenderme, voy a desatender. Voy a desanimarme con ganas. El miedo no podrá irse nunca, una vida sin miedos es un camino circular. Voy a dejar de fingir, no te voy a olvidar, fue algo tan irreal lo que fuiste capaz de producir para que hoy todo sea tan jodidamente real. En este trabalenguas de emociones me declaro victima ante tu autoridad, victima de nuestro pasar, victima de nuestros escasos valores morales. Me niego a vivir con el mandado del "no pecarás" porque pecar te desenmascara, te aleja precisamente de los pecadores. Me aleja de cualquier futuro sin ti.
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