Ahora mismo tengo la sensación de estar disolviéndome, me siento casi alegre, casi alegre como quien se cansa de estar triste. Viendo como todo se vuelve tan efímero que asusta, puede que de pronto en un instante podamos quedarnos ciegos en medio de la luz, muertos en medio de la vida, solos en medio del amor. A veces suelo creer que lo he olvidado todo, que el óxido y el polvo del tiempo han destruido ya completamente lo que a su voracidad un día confiamos. Pero basta un sonido, un tacto repentino inesperado para que de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo de la rabia de un relámpago. Contemplar el mundo que nos rodea en silencio, parece ser una voraz solución. Pero no puedo evitar ser impulsiva e impaciente y romper el silencio siempre que se me otorgue la posibilidad. Puedo escribir en silencio, soñar en silencio, incluso respirar en silencio, pero no… no puedo quererte en silencio. Creo que lo más difícil de la distancia radica en la inseguridad y la incerteza de saber si me estas extrañando o me estás olvidando. A decir verdad todo es difícil, a pesar de que no me resulte un trabajo forzoso quererte, es casi que espontáneo. A veces preferiría no saber nada, para ver hasta dónde llega la hipocresía, hasta donde aguanto mi pesar, incluso cuanto puedo soportar sumida en las alas de la poesía contigo como compañero creativo, contigo como fuente de inspiración.
Si mantuviera una Fe y una posición religiosa podría jurarte que eres un resume de todo lo que necesito, pero como me llamo a mí misma un ser agnóstico creo que prefiero no tenerte a tener de ti medidas brindadas con un cuenta gotas. Dudo de mí capacidad para olvidar tus errores, pero te recuerdo que en este mundo todo fue imposible alguna vez. Y que no deseo más nada en este instante que tu presencia junto a la mía y a mí amarga lista de reproducción que divaga a la par con mi mente. Nunca envidie tu suerte, ni tu verdad. Sinceramente puede que extrañe ambas pero lo que más añoro es tu alegría contagiosa y mi facilidad para contagiarme. No sé qué depara el destino, y si es que lo hay o solo son las consecuencias de nuestras acciones. Pero si es que de verdad me quieres puede que nos consuma el fuego, pero no es mejor que soportar humedecidos con el rocío de los placeres.
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