lunes, 29 de julio de 2013

Por momentos

En todos los labios había risas, inspiración en todos los cerebros, amor en cada una de las personas que me rodeaban aquella noche. Por momentos creí tomar las riendas de mi inconsciente. Por momentos noté que tan indefensa podía llegar a ser. Siquiera podía permitirme cerrar los ojos, si lo hacía estaba expuesta que profanara el sentimiento nacido del dolor y la ternura. Me contuve.  Pinté una sonrisa sobre mis labios y fue tan poco verdadera que podría apostar que si alguien hubiera estado mirándome, con delicadeza habría soltado una sutil carcajada.  
Flotaba un poema de amor y amargura en cada bocado que llevaba a mi boca, nunca había tenido tantas ganas de desaparecer. De fondo sonaba una vieja canción que conocíamos "habla poco claro, pero nunca habla de más" mi sistema nervioso ordenó bajar los cubiertos y le exigió a mis ojos que se cerraran. Por un efímero momento los nudos en la garganta golpeaban todas las paredes de mi cuerpo. Cómo pude tomé un vaso de agua y con el se diluyeron.  ¿Como te ha ido? escuché, quise hacer oídos sordos para no tener que responder pregunta tan absurda. Pero no me quedó más alternativa que fingir una sonrisa política y perfecta, tragar los nudos, aparentar serenidad y responder: Bien.  Jamás había necesitado como entonces un poco de nicotina para que esta vez realmente la serenidad se apoderara de mi. 
Me levanté de mi mesa, y vi que una pared decía "Fumadores" por momentos me sentí nefasta, no quería pertenecer a esa categoría. Pero no pude retractarme y tras unas pitadas obligadas, meramente asquerosas. Volví hacia el sitio que estaba.  Mi mente me pasaba recados para no apartarte siquiera dos milésimas de segundo.
 Exquisito, profundo y verdadero. Doloroso por momentos, pero en ese instante eras mi mejor aliado a pesar de que no pudiera llevar una cena con mi familia de forma habitual.  Miré hacia mi costado y te extrañé tanto, que aún recuerdo el sabor de ese trago amargo al que tuve que recurrir para no levantarme nuevamente de mi silla y generar sospecha alguna de que no estaba en mejor estado anímico.  Una vez terminada la actuación, era hora de irnos. Sería redundante si mencionó que te adueñaste de mi regreso a casa. Una vez en mi habitad, mi dormitorio, mi cama y mis ganas de explotar.  Dejé caer mi cabeza sobre las cinco almohadas que tanto criticabas, y en un abrir y cerrar de ojos, mi cuerpo apuntó hacia la pared. Y nuevamente extrañé tanto que estuvieras allí. Por momentos al pestañear veía un par de puntos asomándose por la pared. No tenía una gota de estupefacientes en mi, excepto aquel desagradable cigarrillo que aún me reuso a recordar. Solo tenía diminutas ganas de dormir. Diminutas ganas de poder enviarte un precario  mensaje, pero dudé de que tan reciproco pudo haber sido ese mensaje, por lo cual los intentos solo fueron miradas provocativas hacia mi celular. Estoy al tanto de tu gran orgullo poco inspirador. Y un tanto desalentador.   
Esa noche me quedé dormida entre pensamiento y pensamiento. Recuerdo haberte soñado. Hoy abrí los ojos y no tuve opción, te convertí en el primer recuerdo del día. Que complicada que se torna la existencia en épocas de desamor. Hoy leí en alguna parte que aunque nos olvidemos de olvidar, el recuerdo nos olvida. Me reí al comprender la frase, me pareció estúpida de hecho. Pero ahora desearía poder creer en algo, siquiera en el. Aparte de mi conciencia y mis mundos utópicos no hay nada que se le asemeje, nada que erradique los nudos de mi garganta por completo. Nadie como tú.

martes, 23 de julio de 2013

Sin más

Escribir para no desaparecer me dije, mientras recopilaba fragmentos perdidos de uno de mis días mas inestables. Intenté escribir un sin fin de textos descriptivos vacíos para no pensarte. No hoy, me dije.
El sol se mostraba como un homicida intenso de mil intentos que acabaron su ciclo vital en el deposito de poemas perdidos que adorna la esquina de mi habitación. En la colisión de luz e incógnitas, la inexistencia de certeza estaba acabando con mi estabilidad nefasta. No quería hablar sobre mis paredes rosa viejo contrastando con cortinas color lavanda, no quería buscar una bonita forma de describir el desorden catastrófico en el que me encontraba. Siquiera quería escribir acerca de nada que no te involucrara. Por uno o quizás dos instantes sostuve mi lápiz con mi mano izquierda y te pensé. Fue lo suficientemente placentero poder hacerlo, había pasado minutos e incluso horas evadiendo cualquier cercanía con tu persona. Fue tan placentero que me resigné a mis ratos de escritura. Y si, hoy si, me respondí a mi misma. Es tan estúpido intentar combatir la irrefutable verdad. Una vez más surcaba en los laberintos de tu geografía. Los primeros tres minutos enojada conmigo misma por ser tan crédula. Las últimas tres eternidades, agradecida de mi capacidad creativa que te mantiene en tu pedestal característico. La estupidez me invadía sin ningún tipo de restricción o al menos compasión. Lo ridículo y nulo de mi posición en tu historia se ocultaba detrás de esa libertad retrasada y las costumbres bohemias que más me gustan de ti. Nunca nadie me advirtió sobre tú poder adictivo. Tampoco nunca nadie dijo que sería tan difícil, tampoco garantizaron facilidad. Pero el universo podría haber conspirado para otorgarme una gota de sabiduría al menos para tener en cuenta la dificultad de la situación. Y por supuesto la habilidad para afrontarla de manera razonable como lo haría cualquier otra persona en su sano juicio. Asumir los hechos para no perder la cordura o no trascender aún más en esta gran mentira que tomo las riendas de mi pensar y mi escritura. O quizás el universo pudiese haberte transmitido a ti ambas características para que tengas el valor de sobre plantear los hechos, decidir y querer. Cualquiera sea tu inclinación, hubiera preferido una verdad absoluta, sin retazos disfrazados de verdades. Pero ese ya es otro tema. Concluyo y sin un final que remate de forma decisiva este conjunto de palabras. Abandono mi posición.

lunes, 22 de julio de 2013

Enredos

Bien, segunda taza de café en menos de una hora. ¿Que? ¿quieres uno? no me molestaría que vinieras por el. Silencio, la mas elocuente forma de mentir dicen algunos, y concuerdo.¿Estas en plan de guardar silencio permanente? Digo, quizás podría darle la vuelta a este texto bastante irónico y convertirlo en una oda al romanticismo como los anteriores. Pero no, quizás sea el exceso de cafeína en mi sangre, o las inmensas ganas de tenerte a unos pocos centímetros. Y ahí voy una vez mas ... ¿ves? Me encantaría no esbozar una sonrisa al darme cuenta como se oscurece la tinta cada vez que retomo las riendas del romance. Volviendo, estos últimos días el silencio se ha tornado una parte importante de mi, como aliado en cuestiones de amor y poca comprensión. Te estimo, mi cama desordenada y mis pocas ganas de ordenarla. El piso, que lamenta mis pisadas. La puerta de mi habitación y sus golpes rutinarios, todos tan capaces de entenderlo. Ahora, ¿que tan poco posible sería que lo asimilaras? Pregunto, cuidadosamente para volcarme en la vía optimista o deprimente. Digo, ¿que canción sigue?.
En fin, ¿pasamos de moda para el resto del mundo? que sucedió, que nadie fue capaz de comunicármelo.
 Bien, tercera. Interrumpiendo mi vaivén de superada y egoísta, decidiste poner un alto a mi recitado de verdades, para nada estructurado o al menos coherente. Y si, siempre tan oportuno estimado. Un conjunto de palabras tontas que suponemos mi ingenio y yo, fue un intento de saludo original se asomaba por la esquina de la pantalla de mi notebook. Reitero, bien. ¿Sabes? Podría escribir un libro con la infinidad de formas de ofrecer tus saludos poco convencionales y por supuesto saludos electrónicos. Sería un honor que entre tantos, hubiera alguno real. Nada del otro mundo, ningún beso furtivo espeluznante ni exagerado. Una muestra de los cinco dedos de tu mano podría ser suficiente.
Volviste a tu estado silencioso, ¿no te aburres de hacer silencio?- pregunté,  pero no tuve una respuesta más apropiada que el silencio en su mayor esplendor. Me resulta un tanto gracioso, quizás pueda atribuirle lo divertido que claramente no habita en ninguna parte de esté pequeño fragmento de pensamiento que decidí compartir para no perder la costumbre. Ni en la situación. Pero asoleando las verdades y estimando tu persona, no me queda nada más que asimilar la idea de que estoy un poco loca, y también estimo tu silencio. Y para concluir este enredo, volviendo a la segunda oración. "El silencio es la más elocuente forma de mentir" no lo olvides.

domingo, 21 de julio de 2013

Silencio

Hoy silencie mi serie favorita, incluso decidí no oír ninguna canción, por más que la tentativa me desasiera. Solo quería oírme a mi misma gritar y sentir que podíamos gritar juntos. Oír nuestro guión, en silencio. Donde nadie más pudiera oírlo y sentirnos exclusivos, dueños de nuestra obra de teatro. Al fin y al cabo, somos un ensayo interminable de una obra que jamás se va a estrenar fuera de nuestras almas. Hoy fue un día extraño, y normal. Bien acompañado de tu presencia dentro mio como de costumbre. Pero hoy, hoy tenía ganas de poder arrancarte del papel, dos segundos, tres, o incluso una eternidad completa.
Eres clásico, y un poco trastornado. Feliz. Se volvió todo un misterio mi necesidad de que una vez entre tantas me transmitas a pesar de tu egoísmo inmutable un poco de felicidad. Después de un par de esperas, de palabras sin un mayor contenido que una sonrisa, un poco de furia disfrazada de ambas partes, es como si la música hubiera mediado una tregua. Lidiamos con una lucha entre un amor anormal y profano, y cabe aclarar que es la única lucha  real que existe. Pero estoy segura de querer luchar contigo. Me preocupa que mi sistema nervioso esté mal equipado para contener tan inmenso sentimiento, pero a veces intento no pensar demasiado. Como también hablar de lo que amo, y  guardar silencio sobre lo que no. Pero no es el momento para poner barreras, no cuando escribo sobre de ti, no cuando escribo. Momentáneamente puede que odie mi corazón empalagoso, pero odiarlo sería una contradicción, porque si se volvió empalagoso, tu eres parcialmente culpable de que así haya sido. Y si, eres todo un tema, como te lo hago saber con frecuencia. Eres letra, eres poesía, eres música. Eres un buen lector. A veces a pesar de cada una de las circunstancias en las que me suelo ubicar, creo que haber cruzados tantos océanos de tiempo no fue tan malo. Lo que me esperaba al otro lado era aún más extenso y más increíble que el tiempo mismo. Un lindo ser en todo su conjunto, con sus idas y venidas, con mi idas y venidas. Un lindo ser, que con gusto lo volví literatura pura y profunda. Real. Un lindo ser con el que no quiero planear nada en absoluto, a decir verdad. Quiero que planeamos no hacer planes. Porque la única regla de la improvisación, es que nunca puedes decir no.


miércoles, 17 de julio de 2013

Días complicados

Y no, no es casualidad que el inconsciente me traicione. Poco a poco sin notarlo lo cual lo vuelve más grave, pronuncio el diminutivo de tu nombre, sin siquiera proponermelo. Y es casi que inevitable, los dedos de mis manos procrean letras. Letras frías, letras que te extrañan. Y a cada respiro me voy quebrando. Vas arrugando mi pecho como una hoja, me vas convirtiendo en trozos vacíos por oficio, y no sabes lo bien que  te desempeñas. Me destruyes sin palabras, sin gestos, sin absolutamente nada. Y ese es el problema no logro asimilar un par de cenizas. A mi memoria se le olvida conjugar nuestra historia en pretérito.
En mi propio eje, me encuentro bastante desorbitada, trastocada, retraída hacia el limbo mismo de mi anhelo que ya no entrega, solo absorbe.  Yo me desahogo como puedo, tú ni te inmutas y echo a un lado mi ego para mostrarte el pecho abierto en lo mas callado de mi ser. Y acabo por descubrir mi mortalidad insensata.
Me bajas de la omnipresencia a la ausencia sin previo aviso, sin cargos de conciencia. Mi lógica moribunda se burla, se sonríe!!! mientras lanza la pregunta como un disparo innecesario. ¿Lo extrañas?. Mi espíritu terrestre huye despavorido de la añoranza y el cuerpo desvalido pronto se recupera para regresar al borde del precipicio, repetir el episodio, continuar con la comedia un tanto trágica y una vez más, evadir mentalmente el final. Puede tratarse de cobardía en líneas convencionales, como también un caso particular de reconocimiento, una muestra en blanco y negro de mi fragilidad, una lagrima que habla de raíces, que me aconseja y dice que en última instancia no estamos tan lejos...

lunes, 15 de julio de 2013

Es decir, así es como debe ser?

Me hubiese gustado que no me dieras la razón asintiendo de alguna forma obstante que no estoy presenciando, pero presiento. Me hubiese gustado arrepentirme, y atribuir mi insensatez a uno más de mis tantos actos impulsados por un exceso de pensamiento. Me hubiese gustado sin duda alguna que no te quedaras con una última frase. Me hubiese gustado en resumidas cuentas que te importara.
Quizás por vías un poco alternativas, por pensar demasiado, por posibles escenarios predispuestos por mi vista engañosa, por suposiciones sin fundamentos, pero si ... las cosas siempre caen por su propio peso.
No puedo atribuirle a un porque sí, una gran historia.No puedo siquiera responder un porque. Dudo que pueda cargar con una duda tan grande y tan pesada, por mucho tiempo más. Confío en que se va a diluir poco a poco hasta convertirse en una inclinación poco optimista. Hasta acabar por ser saciada y respondida con la respuesta más amarga y real que se me pueda ocurrir.
Me quejo es cierto, me quejo de mi pensar demasiado extenso. Pero si no lo tuviera como compañero decisivo de mis acciones, no podría imaginar que hubiese sido de mi estabilidad psíquica, de mi cordura, de mis ganas de soportar tanta hipocresía.
Darse contra el suelo, una, dos, tres y todas las veces necesarias puede que sea la alternativa mas correcta para formular una hipótesis de lo que debo hacer.  Pero ¿que hay de lo que quiero hacer? esta tan oprimido por que todo encaje en su lugar, que siquiera puedo recordar, que es lo que "quería " hacer en un principio.
Poniendo las cosas en balanza, prestando atención a lo que estoy escribiendo, luchando con mis ganas de olvidar lo que debo hacer y lo que me hubiese gustado que pasara. ¿Que pesa más? sumirme en un mundo casi abstracto, casi que a mi imagen y semejanza, casi que creado a mi voluntad, casi que dándote un guión para que no me lastimes pero feliz. O darme contra la realidad, casi que asimilar cuando algo no te corresponde, casi que darte cuenta por momentos que estas metiendo tu alma donde no es bienvenida, donde no es necesaria, donde no la quieren pero extrañarte. ¿Que pesa más? repito.

domingo, 14 de julio de 2013

Catarsis

Domingo, una y media de la madrugada. Aún no sé porque escribo esto, no sé porque escribo si vamos al caso. Es tarde, y recién me percato por cumplir obligaciones las cuales acabo de evadir tratando de buscar inspiración, viendo una serie que trata sobre un escritor atascado. Nada menos estimulante que eso. Pero así funciono a veces. Busco aliados en los libros, películas (jamás carnales) con quienes compartir las horas en las cuales no tengo la voluntad de sentarme a escribir, o siquiera existir. Si compartiera esto con una persona y no con un personaje, me estancaría más. El otro siempre es un ser egoísta. Todos tenemos la necesidad sumamente desesperante de ser escuchados. Por momentos me parece estar viviendo en mundo habitado por monologuistas. Todo lo que se dice es para gustar o agradar a alguien. Es decir, hablamos para justificarnos. Para ser admirados u odiados. A veces creo que el fin último del discurso de un político es cosmético. Las palabras salen del orador, tocan el oído del receptor, lo seducen pero no quedan ahí. Vuelven al remitente, quien las espera feliz de su creación. Seguramente este texto está siendo escrito para que alguien lo disfrute. Y el halago hacia él me reconforte más por sentirme querida o admirada, que por haber conmovido a otro.
Volviendo a mi estancamiento. ¿Estoy falta de imágenes? ¿De ideas? No, no me sobran, pero no me faltan. Y voy a dar lugar a abrir un paréntesis para una aclaración un poco rebuscada pero al mismo tiempo predecible aflore (Si, necesito percibir tu respiración y poder ver el espacio entre peca y peca). Continuando en lo que estaba no tengo idea cuál es el motivo de mi repentino estancamiento. (tengo un par de sospechas, ojo). Aún así me rehúso a contarlo, para que no me recomienden un psiquiatra.
Y ahora me pregunto porque fluyen de tal forma todas esas palabras, si hace unos veinte minutos exactamente luchaba por unir dos, por usar correctamente un nexo, por escribir algo coherente. Creo que no es casualidad, la falta de esquemas y la autorización propiamente dada para nombrarte, nombrarme, nombrarnos. Para hacer este tipo de juego, o dicho de forma un poco más correcta enseñar a cual sea el receptor de tanta ironía y catarsis como conjugar. Y retomando lo dicho anteriormente lo que empezó por un simple recreo de ser, acabó por intentar generar que de tu boca moderada y correcta salga un halago inesperado que me nutra y me devuelva la inspiración. De todas formas creo que fue lo último, porque si me pongo hablar sobre lo que debería estar hablando en este instante, el tema que debería estar tocando, que no te incluye, no te necesita, y no debe contar con tu presencia, sería un intento más de los otros mil docientos intentos fallidos. Ya que apartarte a un lado me resultaría demasiado difícil, y en este momento creo que no hay tema que merezca ser leído si no te tiene al menos figurando como un punto y coma.



viernes, 12 de julio de 2013

Tan abajo

Uno, dos aveces tres. Cortado, común, amargo, cruel. Entre todo el enredo de ideas que coexiste dentro mío tengo la convicción de que te encuentras. Inoportuno e insensato, siempre aflorando los gajes del deseo a la luz. Justo a tiempo, un par de horas de diferencia y aún así justo a tiempo. Tengo miedo, pero junto a él que no parece tener intenciones fértiles de moverse y retirarse a otro sitio donde sea más bienvenido parpadea una pequeña excitación que se eleva y desciende por debajo del haciéndolo dar dos pasos al costado. Y trago en seco, y respondo como puedo que también te extraño. Incluso tuve que aprender a hablar en silencio para no dejar escapar nada que deshidratara mis ojos. Tuve que aprender entre tantas otras cosas que me mantuvieron lejos del dolor a ignorarte y nunca estuve más segura de que a pesar de que lo hiciera nuestras sombras se mirarían. 
Y lo recuerdo, te recuerdo, todo mi cuerpo lo hace. Teníamos las narices a tan poca distancia que pensé que con un leve movimiento podíamos rozarlas. Mis ojos, los suyos. Mis ojos en los suyos. Sus ojos tenían mi reflejo dentro. "Te quiero" me dijo y sus labios me rozaron y lo único que fui capaz de sentir, fue que estaba completa. A pesar de que no merecieras mis sonrisas te las regalé incluso las adorné para ti. 
Hoy junto a mi ventana, con mi cortado, común, o amargo café eres el recuerdo más recurrente que me visita. Cucharada a cucharada siento la calidez de tu abrazo. Pero me inundo en las mil formas de soñarte y termino por ahogarme al darme cuenta de lo irónico que es, que de ninguna te tenga. Aveces también se me acaban las sonrisas para ti, se me acaban las ganas de escribirte.Vaciando mis penas en algún estupefaciente inútil, las recupero y mi penar cíclico pide a gritos compasión, te pide a gritos en resumidas cuentas. Y te quiero, y es sumamente redundante decirlo ya que está exclusivamente impreso en cada palabra de este intento de prosa que me agobia. Entre tantas idas y vueltas, entre tanta letra acumulada, entre cada intento fallido de dejarte ir, aún te encuentras, estaría mintiendo si dijera que fue fácil, pero con una mente desgastada no me queda más remedio que decirte "que pase lo que tenga que pasar".  

jueves, 11 de julio de 2013

Creer o reventar

¿De qué me escapaba? El amor, o la bestia interior que te sigue a donde quiera que vayas. No es cuestión de quitártela y guardarla en el closet. El amor es parasitario. Vive pegado a ti. Y no se trata de que te guste o no. Se trata de inspiración. Creer o reventar, pelota y pared, imán y metal. Propiedad “adictiva”. El amor está siempre en tus espaldas. Pero no, no me atreví a juzgarme, puede que a causa de mis desgarros sentimentales ya no me atreva a juzgarme de manera crítica sin caer en lo ilícito, o en lo no adecuado. Puede que mi fiel órgano ya no pueda resistir otra recaída. Mi cordial y considerada mente lo ha mantenido muy ocupado, desgastado y cargando a cuestas mi inestabilidad que no es casualidad, ni coincidencia. Es solo una de las muchas, una de las tantas, una de las interminables sensaciones contagiosas que sin intención visible, pero si presente brindas. 
Un libro golpeó mi antebrazo sacudiendo mi pensar. Cuando se te cae un libro, da por seguro que se te caen todos, mientras me armaba de fuerza para levantar la cabeza, fui azotada por una avalancha de literatura. Dato innecesario, pero sumamente extraño. Muy merecedor de participar de mi narrativo exponer sentimental. 
Y puede que retomando el tema, hayas girado con la espontaneidad y la delicadeza con la cual una llave gira en una cerradura nueva. Tú presencia es fiel compañera de mi insensatez, de mis intentos conectores de palabras casi que con un propósito inconexo. Tú presencia psíquica puede que sea la gran escritora detrás de todo este sin fin de palabras, que yo añoro ser algún día. Tú, estás detrás de cada letra que intenta fluir con claridad. Tú creas, yo plasmo.

miércoles, 10 de julio de 2013

Rutina

Un grito desautorizado se me atascó en la garganta y no pude gritarle "quédate". Tuve que cambiar las lágrimas por una sonrisa. O tal vez lágrimas y sonrisas hicieron una comunión para unirse y hacerme fuerte.
Me levanté, portazo a la heladera que ya sabe de mis ataques repentinos. De mis olvidos o mejor dicho de mis recuerdos tardíos. Tarde, siempre tarde. Mientras degustaba el sabor dulce de tus besos en mi pensar, me di cuenta que hay muchas formas de ver la realidad, el tesoro de uno puede ser la basura del otro.
Continué, paso tras paso, frazada sobre frazada, cama tendida. En verdad odio quedarme sin algo cuando ese algo se transforma en el eje de mi alegría, un aliciente de la rutina o incluso de la tristeza. Es como ser fanática de algo o de alguien. 

Sumamente ridículo, pero necesito creer en algo. Porque es una forma de pertenecer a algo, de darle sentido a tu vida cuando está vacía aunque creas que está tan llena "porque soy una persona re ocupada y tengo una vida plena".
Y así transcurre mi rutina sobresaltada y abrazada por la conciencia, deseando terminar y comenzar por sentarme a escribir con el lado izquierdo. Por comenzar a sentir.
Suena el timbre, y una avalancha de personas me ofrecen sus servicios innecesarios. No tuvieron que insistir demasiado, me lo pidieron con una sonrisa rígida tan políticamente correcta pero tan cortés al mismo tiempo, que no pude negarme. Si me hubieran puesto una pistola en la cabeza hubiera sido lo mismo. El grado de hostilidad en sus sonrisas era directamente proporcional a la espera de mi "si, claro".
Y concluye, y mis pilas recién puestas se agotan. Buscando innovar, escribir lo que no está en los libros escrito cientos y cientos de veces con distintos matices, buscando esto.
Al final del día, en este preciso momento hay un instante en donde caben todas las barajas de la angustia y la desesperación y disfruto. Disfruto como se disfruta un suspiro profundo. 

martes, 9 de julio de 2013

Noches de tertulias e incógnitas

La mejor tarde aún no pasó
La mejor noche es una ilusión
La mayor condena ya caducó,
para desgracia del condenado.
El amor más profundo necesita nada
Y la pasión más profunda es una redundancia
La vela que se apaga, pronto será futuro.
La traición ata al pobre traicionero
El cuchillo entra en cuerpos calientes
Y parte de manos tibias
El pozo es para pocos, la superficie
puede ser el mayor de los engaños.
La vida soñada es tristemente eso.
Los envidiosos duermen juntos
y amanecen dispersos.
Los amantes no duermen
y amanecen juntos
La mediocridad es armar tu futuro
y defenderlo cuando sabes que es falso.
Hay tantos sabios que no sé a cual descartar primero.
El amor nos une, dicen. El dolor también.
En una línea de tiempo
somos el fugaz chispazo del fósforo.
Y, como dice el Poeta,
somos, porque alguien nos está pensando.

domingo, 7 de julio de 2013

A ti

Ahora mismo tengo la sensación de estar disolviéndome, me siento casi alegre, casi alegre como quien se cansa de estar triste.  Viendo como todo se vuelve tan efímero que asusta,  puede que de pronto en un instante podamos quedarnos ciegos en medio de la luz, muertos en medio de la vida, solos en medio del amor. A veces suelo creer que lo he olvidado todo, que el óxido y el polvo del tiempo han destruido ya completamente lo que a su voracidad un día confiamos. Pero basta un sonido, un tacto repentino inesperado para que de repente, el aluvión del tiempo caiga sin compasión sobre nosotros y la memoria se ilumine con el brillo de la rabia de un relámpago.  Contemplar el mundo que nos rodea en silencio, parece ser una voraz solución.  Pero no puedo evitar ser impulsiva e impaciente y romper el silencio siempre que se me otorgue la posibilidad. Puedo escribir en silencio, soñar en silencio, incluso respirar en silencio, pero no… no puedo quererte en silencio. Creo que lo más difícil de  la distancia radica en la inseguridad y la incerteza de saber si me estas extrañando o me estás olvidando. A decir verdad todo es difícil, a pesar de que no me resulte un trabajo forzoso quererte, es casi que espontáneo. A veces preferiría no saber nada, para ver hasta dónde llega la hipocresía, hasta donde aguanto mi pesar, incluso cuanto puedo soportar sumida en las alas de la poesía contigo como compañero creativo, contigo como fuente de inspiración. 
Si mantuviera una Fe y una posición religiosa podría jurarte que eres un resume de todo lo que necesito, pero como me llamo a mí misma un ser agnóstico creo que prefiero no tenerte a tener de ti medidas brindadas con un cuenta gotas. Dudo de mí capacidad para olvidar tus errores, pero te recuerdo que en este mundo todo fue imposible alguna vez. Y que no deseo más nada en este instante que tu presencia junto a la mía y a mí amarga lista de reproducción que divaga a la par con mi mente. Nunca envidie tu suerte, ni tu verdad. Sinceramente puede que extrañe ambas pero lo que más añoro es tu alegría contagiosa  y mi facilidad para contagiarme. No sé qué depara el destino, y si es que lo hay o solo son las consecuencias de nuestras acciones. Pero si es que de verdad me quieres puede que nos consuma el fuego, pero no es mejor que soportar humedecidos con el rocío de los placeres. 

jueves, 4 de julio de 2013

Cerca

"El otro día" Expresión que abarca de minutos a años. El otro día desperté con ganas de sacar a flote mi mente, pensar o hacer burbujas con el corazón ahogándose, no recuerdo la diferencia. Pensé en no pensar. Aquel que piensa mucho antes de dar un paso, se pasará su vida completa en un solo pié. Pensé en quererte y en quererme, en que me quieras propiamente dicho. Sin recortes. Pensé en porque destruimos siempre aquello que más amamos, en campo abierto, o con un abrazo. O incluso con la ligereza del cariño, otros con la dureza la palabra yo me incluyo en dicha categoría, los cobardes destruyen con un beso, los valientes destruyen con la espalda. En zonas donde no obtengo tú cariño a simple necesidad de existir, añoro el estrecho vínculo, cercano y corto. En busca de saciar lo insaciable, me he quedado fascinada incluso por el poder que ejerces sobre mi estabilidad emocional, sobre la cantidad de intentos que acabaron su ciclo vital en la basura sin problema aparente, y tu facilidad para persistir inherente y vivo en mi o sobre mi. En palabras mas claras, y menos rebuscadas; si no te tengo cerca, te extraño. En efecto, ruego por la existencia de tu persona física y psíquica a menos de un metro de la mía. Por la coexistencia de nuestras manos y por que aún la tuya encaje perfectamente acorde y al unísono con la mía. Por tú mente, fuente de amor y valor incluso, fuente de estímulo para el creciente amor que se desarrolla por parte de mi inexplicable ingenio. Por causar los mismos daños estables pero mantener cerca. Por formar parte de un solo círculo, de una sola realidad, de una sola frecuencia.


lunes, 1 de julio de 2013

Casi sin culpa

Luego de sueños muy entreverados donde se mezclan todas las formas de extrañar a alguien. Mi cuerpo pedía calma, pero irradiaba una alteración digna de un cóctel de ansiolíticos. Luego de despegarme de mi cama como pude, te pensé, nos pensé. Vida anacrónica y ridícula que como una figurita redonda se puede dar vuelta y mostrarme que la vida es esto. Que la vida no es una, que son muchas, que somos muchos y que de eso se trata. Del cambio permanente. No somos tú y yo, no soy tú, no eres yo. Somos decenas de personas en una, dentro de una misma unidad de tiempo. Sumiso te sentí entre mi mente claro, entre mis brazos jamás. Tuvimos los mejores naipes y no supimos jugar el juego, y porque aún luego de nuestros antes y después, luego de nuestra dicotómica historia aún suelo preguntarme ¿que nos paso?. Aún busco el porqué de los porqués, que ya nadie quiere escuchar. Como si hubiera acabo el tiempo de la comprensión. Supuse entre tanta agonía casi que indescifrable que a pesar de que mi café se enfriara, igual lo iba a tomar, a pesar de que me consumieras, igual te iba a querer. Voy a dejar de sentir culpa. Culpa por lo que hago, culpa por no hacer lo que debería hacer. Culpa porque te quiero. Voy a ser sorda para evitar los consejos de los peores pecadores lujuriosos. Voy a desentenderme, voy a desatender. Voy a desanimarme con ganas. El miedo no podrá irse nunca, una vida sin miedos es un camino circular. Voy a dejar de fingir, no te voy a olvidar, fue algo tan irreal lo que fuiste capaz de producir para que hoy todo sea tan jodidamente real. En este trabalenguas de emociones me declaro victima ante tu autoridad, victima de nuestro pasar, victima de nuestros escasos valores morales. Me niego a vivir con el mandado del "no pecarás" porque pecar te desenmascara, te aleja precisamente de los pecadores. Me aleja de cualquier futuro sin ti.