Podría ser el peso de la distancia cuando lleva tu nombre, o un desgaste. Con la mente cansada y tanto para pensar..
A veces era domingo y llovía. A veces oscurecía de pronto y las casas encendían sus luces al fondo de la noche. En una de aquellas luces yo te imaginaba. Tus juegos, los míos. Cantándole canciones al viento, canciones mías, canciones tuyas. Extrañando instantes efímeros, extrañando labios ajenos. Y como la imaginación es perversa y no sabe de derrotas, te imaginaba a ti. Imaginándome a mi del mismo modo. A veces era lunes y llovía. A veces tengo que juntar ganas durante unos minutos para mover un pie, sueños turbios y mañanas maltratadas que me dejan sin aliento, voces dispersas que anhelan atención. El camino al colegio en esos días es una de las cosas más irritantes que conozco. Paso tras paso, arrastrando los pies con pocas ganas de existir. Cada esquina, es la pausa tan esperada que me hace tener que prestar atención, si es que quiero llegar a alguna parte. El desánimo me hunde en la más oscura certeza. Y si, aveces era martes y llovía. Recordar un arduo itinerario, apartarte para poder continuar en palabras aún más básicas. Saltear baldosas complicadas, caminar y enfrentar la vida con la mejor cara. Para no aburrir a cada ser humano con el que tenga que intercambiar palabras con historias cruzadas, y segundos platos.
Y ni hablemos de los miércoles lluviosos que cargan en sus brazos la carga de casi media semana. Uniforme mal planchado, andar aún más lento y para variar acordes impertinentes que se escapan de sus casillas para contribuir a las tertulias frecuentes.
Y de vez en cuando era jueves y llovía. Jueves elocuentes que me dan una mano, con gotas menos pesadas. Siempre tan considerados.
Viernes y sábados pasan juntos de la mano por delante de mis ojos más rápido de lo que puedo recordar. Puede que sean los mejores aliados para levantar la semana monótona, un poco de nicotina para agilizar y unas gotas de alcohol en mi torrente sanguíneo para que las sonrisas no se finjan. Y aunque sean sonrisas causa de una reacción entre una sustancia y mi poca tolerancia, son sonrisas que te invocan.
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