Es mi voz contra la tuya. Quietud trasparente, diminuto circulo donde habita un sueño. Una vasta soledad de delgadas orillas que te atreviste a llenar, excavando un muro de indefinida sombra que me devuelve un eco más agudo que el grito en si mismo. Apenas dejé que tu mano rodeara mi cuerpo me sentí parte de ti. E inmediatamente te regalé el permiso para que rozaras mi piel, hasta los últimos rincones. Y fuimos más que dos, uno. Tus manos construyeron un puente transitable entre los límites y el infinito. Me brindas calma, preciada y añorada calma.Y hoy me enorgullezco de no tener que seguir hablando en un pretérito perfecto. Satisfecha, completa y feliz.
Tengo las ansias de un cuerpo en plena niñez, por descubrir a donde apuntará nuestra brújula del tiempo esta vez. Tengo el deseo de hacerte mio sin que dejes de ser tuyo. Tanta sensatez acumulada debe pertenecerte, sin excepciones. A pesar de mi egoísmo característico, no me es necesario abastecerme de ti por completo. Te perteneces y a mi me pertenece tu amor si así se quiere y con gusto lo recibiré. Sabré equidistar del amor y la locura la distancia más coherente posible. El sonido de nuestra respiración agitada nos envolverá y sabremos encontrarnos cuando nos apartemos de nuestro sendero.
Contigo todo es apacible en mi vida, déjame asaltar tu caos e intervenir en tus luchas internas, sumérgete en un océano de paz conmigo. Y haz de mi la mejor poeta de tus recovecos faciales que tan difíciles de olvidar, resultaron ser. La mejor guitarrista de tu cuerpo. Aunque no tengas acordes definidos, aprenderé a tocarte con manos de apacibilidad, con firmeza y amor. Deslizaré mis dedos por tu espalda, haré música tierna y lasciva hasta embriagar el alma. Y mientras pueda, mirarte fijamente a los ojos para llenarme de ti y ahogarme en la sensibilidad de tus pestañas. Donde desemboquen nuestros besos, besos tuyos y míos, o tal vez míos y tuyos porque el orden de los besos no altera el deseo. Ven, te grita un silencio inoportuno que se escabulle por mis apretados labios. No es igual imaginarte que tenerte, imaginarte me induce ansias desesperantes que te extrañan. Tenerte, tocarte y sentirte sacian todo rastro de añoranza. De todas formas, ven!!!
Ven que te extraño.
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