lunes, 6 de enero de 2014

Metáforas

El declive depravante en el que desaparezco, me invita a recorrer recuerdos antiguos y vanos. Dulce delirar de litigios encontrados le devuelven la sinfonía a nuestra canción. 
Y en la curvatura de tu estomago me poso a descansar, sedienta de tu voz. Alegóricamente me abastezco de ti, como solo yo sé hacerlo. Con una metáfora sobrecargada aquella que solo tu me das, que hace desaparecer hasta los olores y sonidos mas repugnantes y los convierte en los tonos más dulces de mi carta de colores.
Bebo agua de tus lagos, y ellos duermen sobre las ansias montañosas de quien sostiene las cadenas que me permiten ser libre.
Me estremezco al escuchar que me quieres, algo late trepando el abismo de nuestra existencia. Y es tiempo de ponernos dentro de nuestros cuerpos, sentir con claridad y semblante las rutas tan severamente marcadas de nuestra impaciencia. Evadir las ansias de un abrazo furtivo que disfrazamos con total eficacia de un beso antiguo. Y soñar. 
Porque de eso se trata, soñar y prevalecer en una felicidad eterna que nos invada desde lo más intimo, hasta lo más externo y superficial.
Dejar a un lado los cantos litúrgicos y crear cimientos sobre algo real. Quiero que flotes en mi, para que yo pueda sostenerte. Y que cada acción que nos involucre tenga su opción viceversa.
Ansía, intenta, siente. Cada vez que me extrañes tendrás que tumbarte con plenitud en la calidez de mis labios. Y si nos perdemos, nuestros cuerpos se van a saber encontrar.
Navega conmigo los horizontes que abrigan fronteras lejanas, proyecta sin haber vivido.
Siempre habitaré las costas de tu pasión, que tanto anhelo y aprecio por haberme atraído hacia la seguridad de tu abrazo.
Perseverantes, orgullosos y felices disfrutaremos del más ambiguo de los besos que tanto aborrezco pero que si no tuviera no te querría como te quiero.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario