Recorrí con atención retrospectiva el curso de mis relaciones, tan pródigas en contradicciones y altibajos y dejé escapar un suspiro de alivio, pensando en la magnitud de su corazón.
Poco después confirme que la gratitud y el aprecio constituyen el mejor cimiento del amor. Y escuché feliz y complacida las modestas esperanzas que abrigabas. Que transmitías.
Cada manifestación tuya abastecía con total plenitud al inconformismo desde sus raíces.
Ahora ansiaba que aquellas sensaciones continuasen. Pero antes; me alegraba de que aquel martirio de incertidumbre hubiese terminado.
En estos precisos instantes tomo los verbos y los educo como si fuesen pequeños aprendices del amor, me abstraigo en las líneas de lo que con cariño voy creando. Gozo entonces la elipsis de lo compuesto, convivo con el eterno sentimiento de cohesión. Proyecto sobre ti entelequias adormecidas de amor profundo.
Y entre murmullos te nombro y te extraño. Y una vez más me sorprendo descifrando las parábolas de tus letras, embriagándome con el aroma de cada sentimiento. Oírte es un éxtasis eterno cuando me dices que me quieres. Y que mas puedo pedir, que más que un gesto tierno que me devuelva las ganas de sentir.
Que más que un beso, que haga que el sol suspire y el gélido frío de mi alma, vaya anunciando su partida como un viajero en despedida.
La época de las dudas ha transcurrido con total eficacia, su luz ha humedecido el ego de la incertidumbre.
Y ahora solo quiero permanecer ante la presencia de tu tibio abrazo. Despejar un abrumado paisaje y sonreírle a un nuevo horizonte tomada de su mano.
Agradecida y querida.
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